Ford ha abogado públicamente para que el gobierno del Reino Unido adopte el enfoque revisado de la Unión Europea sobre los mandatos de vehículos eléctricos (EV). Esto convierte a Ford en el fabricante de automóviles del Reino Unido que hasta la fecha ha presionado más para lograr ajustes en sus políticas.
La UE anunció recientemente una desaceleración en sus objetivos de transición a los vehículos eléctricos, en gran medida en respuesta a las realidades del mercado y las tasas de adopción de los consumidores. La medida permite un cambio más gradual hacia flotas totalmente eléctricas, reconociendo que la infraestructura y la demanda no están a la altura de los agresivos cronogramas anteriores.
Mientras que otros grandes fabricantes de automóviles y grupos industriales como la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores (SMMT) se han mantenido cautelosos o se han negado a hacer comentarios, Ford ha pedido directamente al Reino Unido que haga lo mismo. La posición de la empresa sugiere preocupaciones sobre los costos de producción, las limitaciones de la cadena de suministro y el ritmo de desarrollo de la infraestructura de vehículos eléctricos.
Por qué es importante: Los actuales objetivos de vehículos eléctricos del Reino Unido son legalmente vinculantes, lo que significa que los fabricantes de automóviles se enfrentan a sanciones si no los cumplen. Esta presión ha provocado un aumento de los costes para los fabricantes y unas opciones limitadas para los consumidores. Alinearse con la UE podría reducir las cargas de cumplimiento, pero también podría frenar los esfuerzos más amplios de descarbonización del Reino Unido.
El debate pone de relieve una tensión creciente entre los ambiciosos objetivos climáticos y los desafíos prácticos de la transición hacia un futuro totalmente eléctrico. Los gobiernos de todo el mundo están luchando por encontrar la manera de equilibrar la urgencia ambiental con las realidades económicas. La postura de Ford podría influir en futuras decisiones políticas, particularmente mientras el Reino Unido se prepara para las próximas elecciones y posibles cambios en las regulaciones ambientales.
La medida de Ford refleja una tendencia más amplia entre los fabricantes de automóviles a medida que reevalúan sus estrategias de vehículos eléctricos a la luz de la desaceleración del crecimiento de las ventas y el aumento de los costos. Plantea dudas sobre si el Reino Unido dará prioridad a los mandatos ambientales o se alineará con las presiones de la industria.






















